Sony ha confirmado oficialmente que ha dejado de producir televisores con resolución 8K, evidenciando una realidad que muchos expertos y consumidores ya habían anticipado: la falta de demanda y contenido disponible ha convertido al 8K en una tecnología que llegó antes de tiempo al mercado de consumo masivo.
Sony ha discontinuado silenciosamente su último televisor 8K, el Bravia XR Z9K, que fue lanzado originalmente en 2022 y había permanecido en su catálogo sin recibir actualizaciones durante tres años. La compañía ha confirmado que no tiene planes de lanzar nuevos modelos 8K en un futuro próximo, aunque no descarta volver a este segmento más adelante.
Con esta salida, Samsung y LG quedan como los únicos grandes fabricantes que siguen apostando por televisores 8K, con Samsung siendo el más persistente al ofrecer múltiples modelos que se actualizan anualmente. LG también mantiene presencia en este mercado con su modelo QNED99T, aunque con una oferta más limitada.
Shoji Charlie Ohama, jefe de la división de televisores, audio y video para el hogar de Sony Europa, fue contundente en una entrevista reciente: “Honestamente, el mercado no lo quiere. La demanda simplemente no está ahí”. Según el ejecutivo, a diferencia del salto de Full HD a 4K, donde los beneficios eran evidentes, la transición a 8K no ofrece ventajas tan claras para el consumidor promedio, principalmente debido a la escasez de contenido.
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¿Adelantado a su tiempo?
La situación actual del 8K refleja una desconexión profunda en nuestro ecosistema tecnológico. Tenemos televisores con capacidades que superan ampliamente al resto del entorno digital que los alimenta…
¿Hay contenido?
Uno de los argumentos más repetidos por los fabricantes es que sus televisores 8K pueden “escalar” contenido de menor resolución. Sin embargo, el escalado normalmente no mejora la calidad de imagen, sino que la degrada.
La realidad es que casi seis años después del lanzamiento de los primeros televisores 8K, sigue existiendo una escasez crítica de contenido nativo en esta resolución. Hollywood muestra poco interés en producir material en 8K, y lo mismo ocurre con servicios de streaming como Disney+, Max y Netflix.
El dilema del ancho de banda
Para transmitir contenido en 8K de manera efectiva, se necesitan conexiones a internet extremadamente rápidas. Teóricamente, se requieren al menos 50 Mbps, pero idealmente se recomiendan velocidades de 500 Mbps o incluso 1 Gbps. Aunque esto podría sonar razonable en algunas áreas urbanas de países desarrollados, la realidad global es muy diferente. Además, muchas personas utilizan internet móvil con infraestructuras que apenas pueden manejar contenido de menor resolución.
¿Los consumidores necesitamos 8K?
Si hoy adquiriéramos un televisor 8K, las opciones de uso serían extremadamente limitadas. Quizás la única aplicación práctica sería reproducir videos grabados en 8K con nuestros teléfonos móviles. Sin embargo, incluso en este caso, la diferencia visual entre 4K y 8K es tan sutil que difícilmente justifica la inversión adicional.
- Tenemos televisores 4K accesibles, pero tarjetas gráficas (GPUs) que siguen siendo prohibitivamente caras para jugar en 4K con tasas de fotogramas aceptables.
- Los servicios de streaming deportivo, uno de los contenidos más vistos en todo el mundo, siguen transmitiendo principalmente en 1080p, muy lejos de aprovechar incluso la resolución 4K. Además, utilizan unos bitrates muy bajos.
- La industria de los videojuegos apenas está comenzando a adoptar el 4K de manera generalizada, y el 8K parece estar fuera de su horizonte inmediato.
La calidad de imagen va más allá de la resolución
Un aspecto fundamental que los expertos intentan comunicar es que la resolución ya no es el factor determinante de la calidad de imagen. Factores como el contraste, las capacidades HDR y la tecnología de pantalla tienen un impacto mucho mayor.
“Puedes obtener una calidad de imagen significativamente mejor con un televisor OLED 4K asequible en comparación con un costoso televisor LCD 8K”. Es decir, no solo estamos pagando más por una característica que no podemos aprovechar, sino que podríamos estar sacrificando otros aspectos más importantes de la calidad visual.
¿El Futuro del 8K? Entre la Expectativa y la Realidad
¿Significa esto el fin del 8K? Probablemente no, pero sí representa un ajuste de expectativas. Como ha sucedido con otras tecnologías, el 8K podría encontrar su lugar en nichos específicos antes de lograr una adopción masiva.
El verdadero valor del 8K
Es importante recordar que Sony no está abandonando completamente el 8K como tecnología. De hecho, sus cámaras de ultra alta definición siguen siendo clave para su estrategia futura. Esto sugiere que el 8K tiene valor en contextos profesionales de producción, donde la sobremuestreo y la flexibilidad en post-producción son ventajas tangibles.
Conclusión
La decisión de Sony de abandonar temporalmente el mercado de televisores 8K representa un reconocimiento realista del estado actual del ecosistema digital. No se trata de que la tecnología 8K sea inherentemente mala o inútil, sino de que ha llegado demasiado pronto para el consumidor promedio.
Para que el 8K tenga éxito en el futuro, necesitamos una evolución sincronizada de todo el ecosistema: contenido nativo abundante, infraestructura de internet capaz de transmitirlo, hardware accesible para generarlo y reproducirlo, y beneficios visuales claramente perceptibles para el usuario final.
Mientras tanto, como consumidores, quizás la lección más valiosa es que no siempre la especificación técnica más alta equivale a la mejor experiencia visual. En el complejo mundo de las pantallas modernas, factores como el contraste, el color, el brillo y la tecnología de panel suelen tener un impacto mucho mayor en nuestra satisfacción que simplemente contar con más píxeles.